¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

viernes, 11 de julio de 2014

Vivir me pone cachondo





Estoy inmerso una época de cambios. La mayoría de ello son finales que, en principio, no llevan a ningún sitio. En la lista de esos finales de aquello que podemos encontrar en la vida están: algunos amigos, algunas personas importantes y, más allá, cosas algo más materiales, como el terminar la carrera y conseguir un título.

Ahora mismo estoy en el limbo. Ese lugar en el que simplemente te detienes un instante. Esperas a ver que viene, intentas encauzarlo de la manera más adecuada y, cuando algo se escapa de tus manos, decides. La elección es ardua y complicada, puesto que todas nuestras acciones conllevan algún tipo de reacción. No a un nivel igual y equivalente como sucede en la ciencia, sino a un nivel más humano.  ¿Qué pasa si ignoro a esta persona? ¿Y si decido pasarme el día regalándole sonrisas a esta otra? Las elecciones son diversas y, aunque sean así de sucintas, todas tienen una cosa en común. Nos afectan. Afectan a nuestra vida y a la forma en la que avanza.

Los que me conocen saben que soy un maldito esperanzado que disfruta pegándose y follándose a la vida en ambos niveles. Quizás no sea lo más adecuado pero, tras una adolescencia bastante oscura y solitaria, creo que es el retazo de aquello que una vez no tuve. Me he pasado varios años inmerso en la lujuria de vivir, de sonreír, de ser feliz. Años en los que cada hostia era mayor que la anterior y que, pese a los malos momentos, no impedían que siguiera viviendo. Años que han conformado lo que soy hoy en día y lo que puedo esperar de los demás. Lo de ser simple no fue nunca algo que me definiera.

Pero ahora estoy en el limbo. Tengo la opción de, a partir de este momento, decidir hacia dónde quiero reconducir mi vida. Siendo consciente de que  por mis estudios mi mente pueda ser calificada de "artista con bases científicas", no es un lugar muy alentador del que partir en este momento. Tengo que ir más allá y encontrar el sentido de mi vida y, por mucho que me cueste admitirlo, cada día estoy más cerca de él

Estoy aquí para vivir, para vivir mi vida a mi curiosa manera. Como pasa por ejemplo cuando conoces a alguien, intentas gustarle, que funcione, que al final falle… No importa. No se trata de buscar un final de historia de amor, me encanta vivir ese desarrollo de la historia hasta el punto en el que llega el final y, si descubres que aquello que querías no es lo que esperabas, sufres. Sufres y lloras como nunca antes, pues cuanto más vives más aprendes a sufrir. Son términos que van ligados. Peo siempre con esperanza. Con el conocimiento de que son épocas, rachas, momentos. Las cosas pueden salir mal pero, al mismo tiempo, puede que lleguen a salir bien. A veces peco de entregarme a todo en exceso, pero es mi forma de ser y no puedo cambiar un rasgo así. Lo que sí he aprendido con ello es a que las consecuencias no me sorprendan tanto, y, con el tiempo, el dolor no pase de ser una ligera picazón.

No soy de los que luchan para perder, no. Yo lucho para ganar, para conseguir el gran premio final. Cada fallo, cada error, simplemente me da más coraje para seguir intentando lograr mis sueños. Ya sea trabajar en televisión, o triunfar en la literatura, incluso conocer a alguien a quien llegue tanto a importar, que te quiera como eres, con todo lo bueno, y todo lo malo, y no decida olvidarse de ti a los dos días sin darte la oportunidad de darle su regalo. Que dos personas permitan conocerse no deja de ser un intercambio de regalos mayor que cualquier Navidad o cumpleaños. No descarto conocer a alguien que no le importe quién sea en tanto que con él sea yo mismo. De igual forma no descarto encontrar a alguien en el que mi mera presencia le ayude a ser aquello que quiere ser. De momento todo por lo que he pasado no me ha acercado a ese punto, pero me ha enseñado lecciones que, en el futuro, sirvan de ayuda. Como una de las últimas frases que descubrí escribiendo y que más me hace sonreír al repetirla: “El amor no aparece de la nada, se crea. Una chispa puede ser el aliciente, pero hace falta que dos personas soplen en la misma dirección para que las llamas ardan.”

Voy a pagar el precio del sufrimiento, voy a llorar las pérdidas del camino, pero voy a seguir adelante. Hasta el día en que mi cuerpo se encuentre bajo tierra, las palabras "Nunca pierdas la esperanza" seguirán tatuadas y atadas a mí, recordándome quien soy y lo que nunca se me debe olvidar. Puedo ser todo lo que quiera siempre que se me permita: Desde un amigo,  un colega, un confidente, hasta incluso un amante. Todo eso en el cuerpo de un ser humano como el mío, con tanas opciones de abrazarlo y repudiarlo. Con tanta facilidad de ser querido y ser odiado. Con todas las cosas buenas y malas. Un simple ser humano que se ha aceptado y ha aceptado su gran verdad: Vivir me pone cachondo.