¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

lunes, 26 de diciembre de 2011

Gracias


Estaba en Twitter, esa red social en la cual paso prácticamente mi existencia cuando, de improviso, apareció un Trending Topic (uno de los temas más comentados del momento) denominado #25PersonasQueMeHicieronFelizEn2011. Tras leerlo me iba a disponer a twittear el respecto de esas personas pero llegué a una conclusión clara, un tweet, 140 caracteres, se me queda corto, no por nombrarlas, que puedo hacerlo de una en una, si no a nivel emocional. Las personas que me han hecho feliz a lo largo de este año no se si llegan a tantas, pero puedo decir sin ningún miedo de que tengo suerte de tener personas maravillosas a mi lado que hacen de mi mundo un sitio mejor en el que vivir, multitud de gente a la que debo estar agradecido, por haber estado ahí tanto en momentos buenos como malos, por hacerme ver la luz en las sombras y por enseñarme que hay gente que puede llegar a preocuparse de otras personas sin necesitar nada a cambio excepto una sonrisa.

Pensaba entonces escribir una entrada en este blog nombrando a cada una de esas personas haciendo mención a aquello que han podido aportarme a lo largo del año. Sin embargo, según empecé a escribir descubrí que hacer algo así es innecesario, ellas ya saben quienes son y saben como han podido ayudarme, saben lo que significan para mí y saben que pueden contar conmigo, tanto amigos como familia.

Tengo suerte de tener cerca a gente que me comprende, que se preocupa por mí, personas a las cuales puedo llamar realmente amigos y sobre las cuales puedo decir bien alto que estoy orgulloso de que estén en mi vida. Mi mundo no sería el mismo sin ellos, por suerte valen su peso en oro y no puedo más que desearles lo mejor y pedirles que me permitan seguir a su lado para ver como todas sus metas se hacen realidad.

Me han ayudado a valorar más mi vida, a saber que merece ser vivida de la mejor forma posible, a creer en mí, a saber de lo que puedo llegar a ser capaz, han conseguido que mi corazón encuentre nuevas formas de ser llenado, me han ayudado a quererme a mí mismo y a valorarme, han sabido estar ahí en los peores momentos y en los mejores y, por eso mismo esta entrada es una especie de regalo de Navidad para ellos, que mejor que estas fechas para recordarles cuanto les quiero, lo siento, iba a regalaros iPads a todos, pero no me dieron un presupuesto a tiempo, tendréis que conformaros con esto.

Quiero dejar constancia con esto y espero que sirva de alguna manera para tranquilizar a aquellos que pensaron que mi integridad física y mental en estas fechas pudiera verse afectada sin solución. Falsa alarma, por mucho que parezca que me hunda siempre salgo a flote, lo peor de las navidades ha pasado y aquí sigo, vivo, con más ganas de vivir que nunca y con la fuerza suficiente para afrontar con ganas el nuevo año, por que sé que, venga lo que venga, todos estaréis ahí ya sea para sonreír conmigo o para llorar y, por eso mismo, gracias.

domingo, 11 de diciembre de 2011

El paso del tiempo


Resulta sorprendente como lo que vivimos puede llegar a cambiar nuestra forma de afrontar las cosas y el modo en el que reaccionamos ante las distintas situaciones.

Supongo que es lo que se llama crecer, madurar. El caso es que por fin he sido realmente consciente de que para nada se trata de la edad, si no de las cosas que a lo largo de la vida te toca afrontar.

El hecho de crecer es una metáfora, los conocimientos al respecto de nuestro entorno solo podemos adquirirlos viviendo. Es necesario pasar tanto por momentos felices como por momentos tristes para llegar a aprender que no todo lo que es oro deslumbra y que las cosas malas, con el tiempo, se desvanecen.

Llevo varios días pensando en todo lo que está aconteciendo en mi vida. En las elecciones que he tomado y sigo tomando y en como estoy reaccionando y actuando en consecuencia de ellas y me he dado cuenta de que, si no fuera por todo el bagaje que llevo a la espalda, todo hubiera sido muy distinto.

Hace un par de años con las elecciones que hubiera tomado entonces si hubiera estado en las mismas situaciones, nada sería como es ahora. Con tantas cosas en las que pensar hubiera estallado, me hubiera impacientado y hubiera hecho que todo reventara para que parara. Sigo siendo esa persona que no soporta las situaciones de suspense en su propia vida, sin embargo he aprendido a manejarlas. Las cosas suceden cuando tienen que suceder, es por ello que necesitamos intervenir en ellas en el momento adecuado, no acelerarnos para caer al vacío.

Muchas son las personas que me han enseñado multitud de posturas de enfrentarse a la vida, muchas son las situaciones por las que he pasado que han hecho que sea consciente de la importancia del tiempo y de la buena racionalización del mismo en tanto que deseemos llegar a una buena resolución de los problemas.

El tiempo es oro, cada segundo que pasa sin que hagamos nada es un segundo desperdiciado, pero cuando cada uno de esos segundos que pasan no son más que una sucesión temporal que un día nos llevará al tiempo que deseamos, cada segundo adquiere más valor. La impaciencia no es buena y, al igual que las palabras, cómo y con quien las usamos poseen una fuerza abrumadora, el momento en el que las utilicemos no deja de ser menos importante.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Oscuridad


No sé qué me está pasando, ni a mí, ni a la gente más cercana de mi entorno. Creo que nos ha mirado un tuerto a través de un ciego o algo similar, porque la forma en la que está acabando el año no la entiendo, con la cantidad de cosas que se han construido, derruido y vuelto a construir a lo largo de los últimos meses y parece ser que la única forma de acabar todo va a ser mal, para que lo que venga tenga que ser mejor.

En cuanto a este respecto no solo me refiero a mí, dentro de lo que cabe no estoy tan mal, simplemente tengo un asunto entre manos que me trae de cabeza, por el simple hecho de que mi capacidad de raciocinio se está mermando, no soy capaz más que de dejar que el tiempo pase sin más y ver qué sucederá después. Sé que estoy mal, pero sé que podría estar peor, y en vez decidir cambiar ese hecho he decidido dejarlo pasar, a la espera de que sin más, por arte de magia o por propio desgaste de la situación todo coja un nuevo cauce en el que, con suerte, mi cabeza se decidirá de una vez y las voces del pasado dejarán de aplastarme contra el suelo.

A principios de año todo deslumbraraba, era brillante y parecía no poder ir nada mal. Por supuesto lo que parecía un diamante desde lejos, de cerca, según me he ido aproximando con el paso de los meses, no ha resultado ser más que un montón de estiércol iluminado de forma esplendorosa por una cantidad ingente de focos muy caros.

Según ha ido avanzado este año me han pasado muchas cosas, muchas buenas y muchas malas. El tiempo me ha ayudado a aprender a discernir unas de otras y a quedarme con las buenas vivencias, puesto que son las únicas que merece la pena ser recordadas. El único problema en la actualidad es cuando no tienes tiempo para recordar, no, porque a tu alrededor hay un montón de oscuridad acercándose más y más cada día que pasa, y de nada sirve que recurras al recuerdo, puesto que la oscuridad está al acecho, y cuando te despistas un instante, te atrapa. El tiempo te da vivencias, las vivencias enseñanzas, y las enseñanzas temor a lo que pueda suceder, y ese temor no es más que la puerta de entrada de la oscuridad, una oscuridad que nos toca afrontar solos.

Parecía que noviembre iba a ser un buen mes, durante un instante pensé que iba a terminar bien, pero una semana escasa de que acabara me di cuenta de algo. Algo que tiene que ver conmigo y que parece ser una carga pesada que voy a arrastrar durante lo que me queda de existencia. Me gustaría deciros que es, pero creo que va a ser el primer secreto que os guarde, al menos de momento. Con el tiempo lo cuento todo, el caso es que esto necesito asumirlo primero yo, antes de poder llegar a decir nada.

Espero que Diciembre, el cierre del año, sea mejor, porque si no de todo el 2011 solo voy a querer recordar tres meses, el resto, a este paso, empiezan a sobrarme un poquito bastante.

Por favor, que el año nuevo llegue pronto.