¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

lunes, 30 de agosto de 2010

Metafísica


Y un carajo. Iba a hacer un estudio de la mente humana (de la mía claro, que es la que más conozco) de una profundidad abrumadora. Pero de repente he dicho que no me daba la gana. Que no quiero psicoanalizarme a mí mismo, no hoy, no ahora, no en este instante que Katy Perry está gritando una palabra muy parecida a pene en mi mente.

Si observáis intento hablar con algo de propiedad. Es algo que solo acostumbro a hacer cuando escribo, aun que cada vez más intento añadirlo a mi vocabulario habitual. Hago referencia a esto por que me he dado cuenta de que es muy triste, que la gente cada vez habla peor y no les importa. Bueno, a mi me la suda en tanto que les entienda, no me interesa tanto de las personas el echo de que se expresen bien si no que tengan algo interesante que expresar. Si no soy capaz de hablar sobre algún tema interesante, para mí, claro, con esa persona, directamente digo hasta luego, quizás para la próxima tengamos algo para iniciar una comunicación correcta.

Cuento esto por que me ha salido así, normalmente planifico lo que escribo concienzudamente (5 minutos, no vaya a explotarme el cerebro si pienso más), pero hoy dije, me voy a tirar a la piscina, a ver si me ahogo. Así que ha salido esto.

Que por cierto, Almudena, la que es como mi hermana, mi conciencia buena humana, hoy cumple años. No diré cuantos por respeto a ella, pero le deseo un feliz día, y que cumpla muchos más, no me joda. (Coste en acta que ya le mandé esta mañana un sms queda más mono darle un hueco en mi entrada a ella).

Por cierto, nota aclartoria que descubrí ayer por la noche mientras tomaba zurracapote aquí, en las peñas de mi pueblo, gratis: Disfruto jodidamente plantando a gente que no conozco. No lo sabía, pero ayer, cuando vi 47 llamadas perdidas dos horas y cuarto más tarde de haber quedado con aquel individuo (sí, seguía esperándome dos horas y cuarto más tarde, o estaba muy necesitado o soy jodidamente más mono y atrayente de lo que pensaba), tube tal multiorgasmo que me tube que dar de cabezazos para paliarlo.

Así que eso, hasta aquí mi metafísica perdida.

P.D: Cris, putita, te quiero, que se que te encanta que te lo diga, lo de putita claro...

martes, 24 de agosto de 2010

Roto


El símil que más se asemeja a mi situación es la típica televisión “que no está rota pero casualmente falla”. Me explico. Todos hemos tenido que, alguna vez en nuestra vida, darle una somera ostia a la televisión. ¿Por qué? Porque estábamos felices viendo ese programa que tanto nos gusta y de repente se fastidia la señal. Así que zasca, toma ostia. No se arregla, le damos otra. ¡Funciona! No hemos tenido que esperar a la tercera para vencer, a la segunda ya va. Aun que en realidad la televisión sigue rota, funciona. Eso es por qué, por dentro, algún cable o alguna de sus múltiples piezas, se ha movido. La tele se ve, pero está rota, con el golpe solo hemos hecho que lo que falla se arregle, momentáneamente, sabemos que volverá a fallar.

Soy una televisión rota. De vez en cuando fallo, me auto-ostio, y funciono. Pero sigo estando roto. En verano me suele suceder, la parte en la que merezco el golpe. Estar en el pueblo lejos de mis apoyos principales hace que mi estado de ánimo sea una montaña rusa, subo y bajo, mi familia me aguanta y se atraganta conmigo. Todo esto hace que la señal se vea mal, es esos momentos en que, por mucho que golpees, no va, la apagas y, a los días vuelve a funcionar.

¿Por qué estoy roto? ¿Cuál es la parte que falla de mí? No lo sé, y que intente evitar que los demás noten mi ruptura no me ayuda, pero soy así. Estoy roto y así seguiré hasta que me arregle de nuevo, momentáneamente. Hay algo mal en mí, quizás debería llamar a un técnico que me ayude a no volver a romperme nunca más y a no estar roto internamente, pero oye, a mi orgullo no le da la gana. Ya se me pasará, perdón por si me da por alejarme de la realidad estos días, cuando no funciono, la vida me da fatiga, y la fatiga es muy mal.