¿Dispuesto a vivir?

Vivir significa enfrentarse a la vida. Reir, discutir, sentir. Enfadarse y alegrarse. Opinar. Aceptar y rechazar. Vivir comprende un término base: luchar. Desear no morir. Querer seguir adelante siempre. Vivir significa querer vivir bien. No dejar que el tiempo pase y morir deprimido. Intentemos hacer que nuestra vida sea mejor. Hablemos... No sé, ¿de vivir?

lunes, 27 de diciembre de 2010

Conclusiones



Todo en la vida tiene un inicio y un final, incluso la propia existencia. Uno de los grandes hechos que puede dictar como termina algo son las conclusiones previas a su acontecimiento. Esto me lleva a pensar en algo que necesito con mucha ansia. Conclusiones. Tanto de otros, como mías propias.

Continuamente he vivido en una travesía del blanco al negro y he de reconocer que ha sido un viaje más oscuro que claro. Por todos es conocido, y basta creo que con leerme, que me encanta el melodrama. No el de las películas tristes actuales, no, el de finales desgarradores que provienen de más lejos aún, como Romeo y Julieta o, algo más cercano, el de Moulin Rouge. Involuntariamente siempre he intentado introducir el drama en mi vida. Esto ha provocado que sea extremadamente pesimista y que, involuntariamente, haga que todo acabe de forma trágica, influenciando a todas las conclusiones que desencadenan un final en mi vida a terminar mal. Me he cansado, como todos nos acabamos cansando de las cosas que nos rodean, y es por ello que quiero poner acontinuación varias cosas que van a hacer que mi vida cambie drásticamente y que, si terminan de la forma adecuada pueda ser feliz.

Siempre me han gustado los chicos malos. Los malos de película y los amores que crean. De esos en los que sufren ambas partes, en los que lloras y sonríes, pero lloras más. Me he dado cuenta de algo, no me gusta. Puede gustarme llorar el ver los dramas ajenos de las películas, pero cuando te pasa duele, lleva doliéndome casi un mes. Así que con respecto a mí, ésta es mi primera y única conclusión de esta entrada, pero que hará que cambien muchas cosas. Adiós a la oscuridad en mi vida. Voy a intentar que entre algo de luz. Voy a pretender ser mejor persona yo y, cuando se trate de buscar a quien te acompañe para toda la vida, alguien que me ciegue, que me aferre a él por mis sentimientos y no por sus piques. Bienvenido el optimismo, quizás si empiezo a ver las cosas con claridad no terminen mal, ya me cansé de escudarme en que si eres pesimista no pueden sorprenderte las cosas, necesito algo de luz.

Con respecto a las conclusiones que han de tomar por mí, preparaos, que la lista es grande y todo lo que acarrean es bastante imponente. De primeras, aún no sé si me van a dar la beca, me han contratado en Antena 3 pero aún tengo que firmar el contrato, así que tampoco es seguro, la comunidad de Madrid tiene que darme el visto bueno para que, de una vez por todas, pueda pasar a independizarme del todo con gente que ya solo con el carisma que desprenden me hacen sonreír y, finalmente, me tienen que dar el día 30 la receta de las pastillas que me van a permitir dejar de fumar de una vez por todas. Vamos, que, como todo esto pase y salga bien, voy a ser feliz durante bastante tiempo.

Así que ahí están las conclusiones que me afectan a mí ahora mismo y que no me dejan dormir de lo que rondan mi cabeza. Solo esperar puesto que no puedo hacer más. Pero no puedo evitar ponerme nervioso. Entre tanta oscuridad estoy viendo la luz, y no paro de correr tras ella para por fin tener al menos un final feliz.


*Nota: Foto by Mary Flutox

lunes, 20 de diciembre de 2010

Feliz navidad


Estoy perdido de tanto cambiar cosas de mí, ya no me encuentro y, atención a los intrépidos, que aun encima vienen las navidades.

Las navidades son una fecha para celebrar, llenas de reuniones familiares, villancicos, sonrisas, y mucha mierda.

Mi familia es especial en esto de la mierda. En todas las familias hay trapos sucios y alguien que sonríe falsamente. En la mía esto se multiplica por doce. Cuando era pequeño me gustaban las navidades por todo lo que conllevaban, ahora me dan asco. He descubierto por que mi padre no habla, porque mi madre siempre intenta desaparecer en mitad de la cena o estar el mayor tiempo en la cocina y porque mi hermana literalmente se esfuma. No puedo evitar sentirme orgullosos por ellos por que, en vez de enfrentarse al problema, lo rehúyen y lo consiguen. Yo no, claro, yo sonrío. Cuando debería callarme, sonrío, en el momento que debería alejarme un rato, sonrío y cuando siento que sobro y las arcadas me vienen a la garganta, joder, sonrío de nuevo. Cuando eres pequeño las cosas brillan, todas esas sonrisas como ahora lo es la mía crees que son de felicidad. Que idiotas somos cuando somos niños.

Cuando la familia se reúne por mero trámite es un poco bochornoso el espectáculo, igual que lo es cuando entre las personas que realmente quieres estar sientes que sobran varias.

Solo hay una cosa que me tranquiliza, que al menos las bromitas ante mi sexualidad y los apelativos estúpidos que oigo día a día cesan. Con eso de que mi padre no sabe lo mío todos se callan y me encanta a la vez que me jode. Si mi padre lo supiera y me trataran como hacen diariamente, sonreiría de verdad, porque otra cosa no, pero que le falten el respeto a su hijo hace que se le revuelvan las tripas, e iban a ser una hermosas navidades sangrientas, con muchas ostias y un grito alegre común a la mayoría: “a la puta calle”.

Luego está el hecho de pasar otras navidades solo, sin pareja, ya estoy acostumbrado pero habiendo roto hace tan poco tengo cierto resquemor acumulado, de ahí que esta entrada este llena de pullas, de alguna manera tengo que desahogarme… (El intentar dejar de fumar no está ayudando...) Me va a costar sonreír en estas fechas pero lo haré, solo son tres días malos, nada más que tres y, tras eso, pasaré el año nuevo con la familia que realmente aprecio, y sonreiré de añoranza y de con sentimiento de verdad. Quizás no me encuentre ahora mismo ,pero puede que aun así pueda ser mínimamente feliz hasta que me adapte.

Dame fuerzas dios, si es que existes…

P.D: Feliz navidad a todos, y espero que realmente las paséis con la gente que queréis.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Lista clausurada



Hace unos años, aproximadamente tres, cuando aún era un niñato, decidí hacer algo que marcaría mi posterior evolución como persona. Un gesto idiota, en cierto tono de jacta, pero que en el fondo me marcó: Hice una lista.

No se trata de una lista cualquiera, se trataba de una lista digna del mejor cazador. En ella no había nombres, simplemente había datos sueltos, la edad de todos los sujetos, medidas físicas, quizás algún detalle sobresaliente en su actuación y fin. La cosa más jodidamente fría que he podido hacer en mi vida. No aparecían personas, aparecían víctimas.

Llevaba varios meses sin actualizarla, tenía una razón para no hacerlo. Sin embargo ayer volví a abrirla y escribí en ella. El número 40. Fue distinto ésta vez, fue un paso duro pero conseguí darlo. ¿Que lo hizo diferente a la veces anteriores? En la descripción en vez de datos sueltos escribí un par de oraciones completas. Pero eso no cambió el resultado, lo convertí en uno más, uno más como el resto, uno más del montón.

No puedo negar que me doliera hacerlo, pero sentí una liberación inmensa. Se trataba del último paso para poder respirar de verdad, pero se convirtió involuntariamente en algo más. El tener una lista es algo frívolo, que hace que carezca de sentimientos y cualquier tipo de emoción. Que vea al resto como carnaza en vez de personas ha hecho que eso me contenga emocionalmente. Así que he hecho algo que jamás me planteé. Ya no habrá víctimas, pues las personas que conozco apartir de ahora quedarán en mi cabeza si es que lo merecen, así que he clausurado la lista.

Está terminada, con ese último número termina mi último atisbo de insensatez precoz. Quizás pueda parecer una idiotez el dejar de escribir en un papel pero cuando ese papel te ha acompañado durante años y jamás ha parado de recordarte en lo que te estabas convirtiendo es ,como mínimo, bastante duro.

Ya no soy ese vividor sin sentimientos y este es el primer paso hacia mi felicidad. Me he cansado de negarme un futuro cuando siempre lo he tenido ahí. He quedado exhausto de vivir una rutina interior que me destruía y me quemaba por dentro, así que esta es mi oportunidad. He conseguido verme en la foto de mi futuro y tengo una cosa clara que quiero hacer ahora que no tengo esa lista: quiero sonreír, quiero saber esperar, sufrir, llorar, alegrarme de verdad. Quiero, en definitiva, sentir.

martes, 7 de diciembre de 2010

Tablas



Hay batallas en las que ni se gana ni se pierde, se trata de decidir. Es un tipo de peleas en el que el que decide como terminan eres tú y solo tú. Es el mismo tipo de guerras en las que no hay vencedores ni vencidos, ganadores ni perdedores, a menos que decidas posicionarte.

Ahora mismo, tras varios días de pelea interior, me encuentro en tablas, he conseguido un empate para mí. Un corazón roto es solo una fase. La primera vez que te pasa es duro, y cuando más que romperlo lo revientan con un bate, lo es aún más. Sin embargo hay que pensar en positivo. No se trata de simplemente llorar hasta que no te queden más lágrimas que soltar. Se trata de aceptarlo y afrontarlo.

Ya no lloró, siento una tremenda añoranza y mi corazón sigue latiendo. Estoy vivo, y me estoy regenerando. Al igual que hace años entregué una parte de mi corazón a alguien, ésta vez me ha sucedido lo mismo. ¿El problema? Soy distinto a aquel entonces. Lloré, porque era un crío, me sentí solo, porque no tenía a nadie, y así durante meses. La primera vez me sirvió para cambiar y pasé a ser un adolescente loco, demasiado. Ésta vez lo estoy afrontando de otra manera, he llorado, pero he sido capaz de mantener las lágrimas a raya y para nada me he sentido solo, he tenido multitud de amigos a mi alrededor apoyándome, si hiciera una lista de ellos me ocuparía una entrada completa, así que eso para otra vez.

De nuevo he vuelto a cambiar y he pasado de ser ese adultescente loco a un verdadero adulto, estas situaciones te ayudan a madurar. Estoy más tranquilo y mi mente se ha vuelto más fría, con los pies en el suelo y siendo consciente de la realidad. Me he cansado de ir andando de puerta en puerta, me he cansado de ir cazando víctimas de forma furtiva y, pese a que salga alguna decente, terminar igual, solo y sintiéndome solo. Las relaciones sexuales esporádicas parecían ser lo que me mantenía en pie. Ya no, lo que utilizaré para no sentirme solo es lo que siempre he tenido y nunca he querido ver, a mis amigos. Los que nunca me han dejado solo, los que en vez de destrozarme me han ayudado a continuar adelante, los que me han demostrado que siempre estarán ahí. Amigos de verdad, que pese a mis lágrimas me permitían sonreír y me ayudaban a hacerlo.

En definitiva, me estoy arreglando, sigo pensando en lo que pudo ser y nunca será pero he llegado a una conclusión clara: Mi mitad está por ahí, ella nunca me abandonaría, así que no, me equivoqué, ésta no era mi mitad. ¿Cuándo aparecerá? Ni idea, pero ésta vez no iré a buscarlo, dejaré que aparezca, y cuando lo haga, sonreiré.

martes, 30 de noviembre de 2010

Felicidad



Cuando nos hablan de felicidad normalmente no sabemos a qué se refiere la gente. Hay muchos tipos de felicidad y demasiadas facetas de la vida en las que ser feliz.

Mirando la R.A.E he llegado a una conclusión clara, la felicidad completa existe. Según sus acepciones, exactamente la primera, una persona es feliz cuando recibe un bien, genial, zas en toda la boca a todos, venga, mintámonos, el dinero no hace la felicidad, que va… ¡Según ellos sí! Imagínate, tienes muchos millones y cada día te puedes comprar un montón de cosas que te hacen feliz… Pero esa felicidad es efímera.

No existe una persona que sea completamente feliz. Si alguien viene a restregártelo, miente. El caso es que una acumulación de acontecimientos que desencadenen determinados sentimientos sí que te pueden hacer feliz. Si alguien a quien ves todos los días está feliz, en serio, dale la enhorabuena, ha conseguido engañarse de una manera abrumadora.

Pero en general, en la vida no existen realmente las cosas absolutas, así que en esto de sentir no iba a ser distinto. En la sociedad que estamos nunca podrás ser feliz completamente, siempre querrás algo más, buscarás algo más, o necesitarás algo más. Siempre habrá algún vacío que llenar y que te alejará de esa felicidad total.

Ahora mismo soy feliz, he conseguido mis seis primeros créditos en la universidad, he dormido toda la tarde y sé que tengo una razón que siempre incentivará al resto: Hay alguien en el mundo que corresponde mi amor, y eso sí que me hace feliz y hace a las demás causas más pequeñas.

¿Dentro de un rato? No seré feliz. No tengo café y me va a tocar bajarme al chino ahora, con el frío que hace, a comprarlo porque me toca quedarme hasta tarde estudiando. Mañana tengo un examen que no se que esperar de él y, aun que se que hay alguien que me ama, joder, el resto de cosas me hacen mucho la puñeta.

Así que no, la felicidad absoluta no existe realmente. Pero en el fondo… ¿Podemos juzgar a alguien por querer engañarse?

sábado, 27 de noviembre de 2010

Prólogo


Revisando archivos de ordenador encontré el borrador del prólogo del cual iba a ser mi primer libro (exactamente del 19/11/2006). Sí, con diciséis años ya parecía que sabía hacia donde iba a tirar. Se trata de una gran historia de ciencia ficción (pese a que el prólogo sea de fantasía total) y no me quedó otra más que abandonar el proyecto. Era algo demasiado grande para mi corta edad y, pese a que han pasado cuatro años, sigue siendo algo demasiado fuerte. Me falta ver mundo, me falta vivir, sentir un montón de cosas que aún no he sentido, necesito ver un atardecer en egipto, necesito ver un amanecer en túrquía... Necesito demasiado. Y como no creo que realmente ningún día pueda llegar a proteguirlo aquí dejo el pruebo, recién retocado, de lo que un día quiso ser y nunca será.

Prólogo

Cabalgaba con su montura como si fueran uno. Su caballo, de un blanco deslumbrante desentonaba en la noche y parecía una estrella en movimiento. Ella, por su parte, parecía una Diosa recién caída del Olimpo. Su largo cabello de un rojo atronador que caía totalmente sobre su hombro izquierdo chocaba con el azul celeste de su túnica y se adaptaba de forma casi obscena a la capa azabache que acariciaba su espalda mientras danzaba al son del viento. Irradiaba una energía estremecedora y, las ramas y hojas secas de los otoñales árboles a su alrededor, parecían asustarse y apartarse ante su majestuosidad. Sin olvidar sus ojos, esos ojos de un azul tan intenso y sereno a la vez que habrían vuelto gélido al mar.

Introdujo la mano en una pequeña de bolsa de tela plateada que colgaba de la cinta negra que actuaba de cinturón. Sacó de ella un fino polvo brillante de un tono rojo intenso, estiró el brazo con él en la mano y lo dejó caer al suelo con sutileza, sin apartar en ningún momento la mirada de su camino.

Según caía empezó a brillar exuberante, provocando tras su rastro que el aire se agitara. En el instante que rozó el suelo, cada partícula de polvo provocó un chasquido cual hojas rotas y, por arte de magia, empezó a arder, provocando que se creara una pequeña llama la cual se fue incrementando hasta provocar que todo el bosque ardiera, paulatinamente, persiguiendo a esa jinete huidiza.

La mujer de pelo candente al ver por el rabillo del ojo el efecto que había provocado, empezó a murmuras unas palabras inteligibles. Dignas de un loco o de alguien demasiado cuerdo. Las palabras se fueron entrelazando formando un cántico que provocó que el fuego comenzara a danzar a su son. Con cada nueva estrofa de la melodía el fuego se expandía más y más por el frondoso bosque, sin parar de ir tras la mujer, pareciendo en ciertos momentos como si pudieran llegar a tocarla. Eso era, el fuego quería tocarla, deseaba con lujuria mancillar su pureza.

Alzó las manos soltando las riendas tranquila, mientras su caballo proseguía su andadura con naturalidad. Colocó las yemas de tres de sus dedos en sus pómulos y, en un gesto rápido y agresivo, los echo hacía atrás, provocando sorprendentemente que tres cortes perfectamente rectos y simétricos surgieran a cada lado de su clara tez.

La sangré pugnó entonces por salir. Desde la parte más alta de cada corte surgió una pequeña gota que, tras unos segundos removiéndose, recorrieron sus mejillas hasta desprenderse doloridas del tacto de su piel, pasando a flotar hasta contactar con el fuego que se interponía en su camino

Una gran explosión removió los cimientos de la tierra y todo se detuvo.

El fuego gimió de dolor, la sangre lloró, el bosque aulló apenado y la luna, que miraba todo elegante entre las ramas superiores, vibró. En un instante el fuego cambio su tonalidad, volviéndose primero rojo escarlata y pasando a convertirse en un tono púrpura cegador.

La explosión ceso y el tiempo regresó.

El caballo continuó su trotar y la mujer, sonriente, volvió a agarrar las riendas mientras veía como el mágico fuego a su espalda se apagaba y, según lo hacía todo volvía a renacer. Las ramas secas florecieron, las hojas caídas regresaron a su lugar, la hierba salió airosa de entre la húmeda tierra e inundó todo con su frescura, las estrellas sonrieron y la luna dejó su vaivén para serenarse.

Estaba hecho. El mundo entero había cambiado y no había marcha atrás.


domingo, 21 de noviembre de 2010

La imagen del alma



Dicen que una foto vale más que mil palabras. Como estudiante de comunicación audiovisual me deberían de matar por lo siguiente pero… ¡Creo que es mentira!
Pensaros en la adaptación de cualquier libro al cine. La adaptación siempre es peor, y la parte graciosa es que siempre decimos que se dejaron de contar cosas. ¿Sería factible utilizar como guión (que no como libreto, que es como normalmente se utilizan los libros) un libro para hacer su película? No. ¿Por qué? Por que saldrían películas de siete horas, y por lo tanto, la foto no valdría mil palabras, valdría lo que vale el libro, exactamente.

¿Por qué esta defensa de los libros? Porque, a diferencia de las películas, tienen una atemporalidad mayor, y tienen una característica mucho más importante: Las buenas películas son las que se ven en el cine, por lo tanto, están hechas para el gran público, para que una amplia cantidad de gente vea lo mismo o intente ver lo mismo, sin embargo los libros son distintos, son algo personal, algo para el público en general pero que se disfruta individualmente. Una película trabaja en tu cerebro el tiempo que dura, unas dos horas, pese a que te deje moraleja no puede compararse con un libro, el cual ha pasado en tu cabeza horas, incluso días. Puedes volver a ver una película, pero la expectación que te deja un libro de querer ver lo siguiente, no te lo deja una película, no en códigos temporales.

Esto me lleva a la creencia compartida entre libros y películas. ¿Cuál es la verdadera función de ambos? Reventar la imaginación. Hacernos vivir cosas que nunca vivimos y sentir emociones que es probable que nunca sintamos. Hacernos ver otros lugares, sitios en los que nunca estaremos, hacer volar nuestra imaginación, hacernos reír, llorar, hacernos sentir. Que cuando luego nos toque vivir esas situaciones sonriamos estúpidamente porque parece que estamos viviendo un libro, o nuestra propia película.

No sé que me deparará esta vida, pero sí se una cosa. Aun que quizás no me apasionen las asignaturas que estudio, me apasiona el fin. Tanto si termino escribiendo novelas, como dirigiendo películas o, aun que termine simplemente tirando cables, estaré orgulloso de algo: Ser parte de eso que nos hace vivir cosas que nunca vivimos, de eso que hace que puedas olvidarte de tu vida un rato, de la herramienta que hace que se creen en nuestra mente sensaciones que nunca tuviste, seré feliz haciendonos imaginar.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Confianza



Quién dijo que es fácil confiar, que seguro alguien soltó tal perla, era gilipollas. Confiar es difícil y cuando te pasas una vida siendo desconfiado, más.

Las relaciones afectivas de todo tipo se basan en eso, en dar y recibir confianza, en expresar sentimientos. No te confundas, que alguien te cuente toda su vida con detalles no implica que confíe en ti, solo que es un poco charlatán. La verdadera confianza se basa en la expresión de los sentimientos, ser capaz de mostrarte tal y como eres cuando lo pasas mal, e intentar contagiar tu felicidad a quien deseas cuando estás bien.

A lo largo de tu vida te vas a encontrar multitud de personas que valoran en distinta medida la confianza. Hay gente frívola, para mal, a los cuales no les importarás nada, cuando te abras a ellos te rechazarán o simplemente se pondrán a pensar en otra cosa. Por otro lado hay otro tipo de personas que, al contrario, te escucharán y te prestarán atención, se interesarán. Cuidado, aquí hay dos tipos de personas, aquellas en las cuales puedes confiar ya que pueden convertirse en el tiempo en amigos verdaderos, y las peores, las que utilizarán la información que les des para hacer daño.

No se me puede olvidar la peor calaña a nivel de confianza, la gente que te oprime y te subyuga, esa que intenta obligarte a confiar en ellos, esos que, por intentar saber más, te intentan obligar a confiar, para intentar crear lazos que puede que tu no quieras crear. Cuidado con ellos. Cada persona tarda más en abrirse o no, y luego está el hecho de que quieran hacerlo o no, nunca intentes obligar a alguien a que confíen en ti, no funciona, y alejarás a esa persona lejos, muy lejos.

Pero en la confianza no es todo malo. Al final del camino, cuando confías en alguien y te devuelve ese sentimiento, puedes declarar que has encontrado un amigo de verdad. Ese que no quiere saber por saber, el mismo al que le interesa lo que te pase y como te pase por que disfruta compartiendo esos sentimientos contigo. Al que le da igual lo que le vayas a contar, llorará contigo y brincará de emoción con tus sonrisas. De igual manera tú lo harás con ella, y te darás cuenta de algo, poder confiar plenamente en alguien ha sido lo más difícil en tu vida, pero una vez lo tienes no quieres dejarlo escapar.

Para Cris,
feliz cumpleaños rubia.

martes, 2 de noviembre de 2010

Mi mitad



Dice una antigua leyenda que los dioses ancestrales dividieron a las personas en dos. Este hecho poco casual provocó que el alma de cada persona, y su ser en general, fuera separada de la otra mitad de su existencia. Nos maldijeron, sí, pero también nos dieron un regalo, la oportunidad de encontrar a nuestra otra mitad, la posibilidad de llegar a sentirse completo, de sentir lo que es el amor de verdad.

Me siento vacío. He encontrado a mi mitad, a la persona que me hace sentirme completo, absoluto, que me hace ser feliz. ¿Las mariposas en el estómago? Existen, soy testigo de ello. Pero mi mitad se ha alejado, y el problema viene ahora, cuando las mariposas se encogen, se resguardan en un frío asolador que hace que solo puedan aguardar, esperar a que alguien las inunde de nuevo con su fuego y las despierte. ¿Problema? Ese alguien es el mismo que la despertó primigeniamente.

Todos nacemos con ese sentido de “vacío”. El caso es que, hasta que alguien no lo llena, no somos conscientes de que lo poseemos y, cuando esa persona se aleja, nos golpea de tal manera que te quedas sentimentalmente noqueado. Sí, estoy aturdido. He pasado un día bastante depresivo, mis típicas bromas bañadas en perversión han salido forzadas, mis ojos intentaban evitar estallar en un llanto. Lo evité sí, hasta que en la soledad, cuando las mariposas de mi estomago se criogenizaron totalmente, me rompí e inevitablemente volví a llorar.

Llorar es una expresión de los sentimientos incontrolable que nos hace en parte lo que somos, humanos. Los seres humanos son, según los estudios científicos, el único mamífero capaz de llorar en consecuencia a un estímulo sentimental, no solo frente al dolor. A lo largo de la mañana he llorado, incapaz de detenerlo y ofuscado de que sucediese. Por la tarde, más de lo mismo. Ahora durante la noche… Estoy por rezarle a Dios, cosa que no hago nunca, y pedirle que se apiade de mí. No me gusta llorar, me hace expresar mis sentimientos de forma incontrolada y no me gusta que las cosas escapen a mi control, que la gente me vea y sepa que soy frágil.

Mi mitad se ha alejado de mí. Maldigo a aquellos dioses que me dividieron, que me hicieron necesitar a otra persona, pero inevitablemente los bendigo. Gracias a ellos he conocido el sentimiento más bonito que hay, amar, del cual he huido desde que tengo juicio. Aborrezco que me hagan llorar de tristeza, sí, pero también sonrío taimado por las otras lágrimas, esas que se me escaparon sin querer la primera vez que me dijiste te amo, las mismas que cuando por las noches te abrazaba se escapaban inevitablemente y sin que lo supieras mojaban mi almohada, nuestra almohada, esas que me hicieron débil ante ti cuando me miraste a los ojos y me sentí a salvo, tranquilo… Las mismas lágrimas que me hicieron, solo a tu lado, sentirme completo.

lunes, 18 de octubre de 2010

"Love..." Ten cojones de traducirlo



Estoy indignado con el castellano. Hoy he descubierto la mala leche que me produce que sea una de las mejores lenguas (si no es la mejor) para expresarse debido a su gran amplitud léxica y gramatical. Me pone de bastante mala ostia tener tanta multitud de palabras para expresarse y que, cada una de ellas, tenga un significado distinto, aun que eso signifique únicamente incluirle a otra palabra similar un matiz distinto haciendo que ya no signifique lo mismo.

Envidio a los ingleses y su “I love you”. Es patético. ¿Dónde queda la nivelación significativa? Les envidio por su sencillez. ¿Quieres a tu madre? I love my mum. ¿Quieres a tu perro? I love my dog. ¿Amas a tu novio? I love my boyfriend. Sencillo como nada. Cuando sientes que tienes un mínimo acercamiento con alguien que implica un sentimiento ciertamente cercano dices : I love you. ¡La jodimos con el español! Te quiero, te amo, te aprecio, te estimo, te anhelo. Multitud de palabras que significan lo mismo con una graduación diferente.

Que exista esta variedad de significados no es problema, el diccionario contiene miles de palabras que nunca aprenderemos, y que jamás usaremos ni veremos. El problema es cuando el tema a tratar te toca la fibra. ¿Cómo sabes cuál es la palabra adecuada que debes utilizar sin equivocarte? Buscando en la rae descubrí que amar es desear, el caso es que querer también posee la acepción de desear. Por lo tanto amar está contenido en querer en tanto que querer tiene más significados. ¿Por qué cojones amar en la vida real es más difícil que querer? ¿Por qué hablamos del amor verdadero y no del querer verdadero? O más complicado aún. ¿Por qué cuando te dicen te amo tu mundo revienta pero si te dicen te quiero solo tiembla?

En todas las parejas hay un momento para querer y para amar. Decir una cosa u otra implica lo mismo, no quiere decir que por amar a alguien estés en un punto de la relación más lejano que si lo quieres. No gramaticalmente. Entonces para analizar correctamente esto deberíamos meternos a evaluar realmente las implicaciones emocionales, psicológicas, culturales y sociales. Pero no me da la gana. Que los que tengan pareja lo discutan entre ellos y, consejo para los que la tengan un día, no digáis te amo, no os molestéis, no os preocupéis si lo decís y no os corresponden exactamente con la misma palabra. Igual te dice que te aprecia y para el significa más, así que os propongo algo más sencillo... ¡Preguntaselo!

miércoles, 13 de octubre de 2010

Miedo y esperanza



Abro la puerta y te veo a través de la luz cegadora. Sonrío tímidamente y mi mundo se desmorona con sus múltiples capas de drama a la espalda.

Miedo. La coraza tenía un cerrojo, quien iba a pensarlo y tú, para mi suerte o desgracia, has encontrado la llave. llave que me hace frágil, que me hace ser yo, sin aditivos baratos, sin conservantes caros, simplemente yo. Con todo esto me aterrorizo. Soy frágil. Puedes hacerme daño y lo sabes y, al igual que tú puedes, yo puedo hacerme daño a mí mismo. Temo sentir demasiado rápido, entregarme de forma inútil, perder el tiempo, que me engañes. Tengo miedo de que no estés ahí, de que te canses de mí, de que me quieras olvidar, que un Romeo se cruce en tu camino y me abandones, que te arrepientas, que te avergüence, que me dejes desolado. Miedo. Y el miedo duele. Me duele no poder ver esa sonrisa pícara al despertarme en un día lluvioso, no saber qué estarás detrás de la puerta esperando que la cruce para besarte, no poder mirarte mientras te fumas un simple cigarro aun que no hablemos. Me duele que no estés a mi alcance. Me duele no poder parar de pensar en ti en todo momento.

Sin embargo el miedo y el dolor se acoplan para aterrorizarme, hacerme ver lo peor, y ahí apareces tú, con la llave de mi coraza en una mano y una caja de herramientas para arreglarme en la otra.

Esperanza. Eso es lo que traes contigo. La esperanza de ser feliz, de ver tus ojos deslumbrándome, de sentir tu calor en un abrazo eterno, de fundirnos en uno. La esperanza de sentirme completo, de que siempre estés ahí esperándome, de que te quedes embobado mirando las carantoñas que hago. El sentimiento mutuo de afecto, la esperanza de jamás separarnos. Pero la esperanza trae la incertidumbre. La incertidumbre de cuánto durará, de si es pasajero o no, de si lo que empiezo a sentir es amor o una mera ilusión y, con todo esto, vuelve el miedo, creando una espiral eterna, un énfasis de sentimientos inconexos que me hace temblar y agitarme.

A la mierda. Pensar es malo, se que ahora te quiero, te necesito a mi lado y como no te tengo no paro de pensar en ti, que no te cambio por nada ni nadie. ¿Mañana? Dios dirá, que yo por hoy me cansé de pensar y mirar embobado a la pescadilla que se muerde la cola no soluciona nada.

martes, 5 de octubre de 2010

Llaman.


Es tarde, muy tarde, una hora de esas intempestivas. Llaman a la puerta y tú, instintivamente, gritas. Tu primera reacción es gritar por qué no te lo esperas. Es tarde, de verdad, y la oscuridad predomina en la escena, en tú escena. Intentas ver alrededor, intentar recordar dónde estaba la puerta a la que han llamado, la puerta que quieres abrir.

Estas aterrorizado, la congoja atenaza tu cuello, te falla la respiración. Intentas coger aire y no puedes, cuentas: Uno, dos, tres. Cuentas hasta tres, tres veces. Tu respiración se normaliza. Pero sigue esa oscuridad.

Sales al pasillo, pensando si era a la derecha o a la izquierda. Vuelven a llamar. Tu corazón palpita desenfrenado. Tragas saliva. Aún el miedo agarrota tus extremidades. Miras hacia el frente y ves una luz. Una luz que rompe tu oscuridad, que la atraviesa sin ningún miramiento, sin la mínima señal de respeto. Tu confianza aumenta.

Caminas hacia ella y ves la puerta, la tocas, sientes su fino tacto atrayente, su dulce complexión. Te da miedo, la confianza da asco y esa puerta promete demasiado. Sin embargo está la luz, esa luz que, casualmente, se inclina buscándote, desentrañando tu pecho, deteniéndose en tu corazón. Estas acojonado. Alzas la mano hasta rozar el pomo de la puerta, lo acaricias, lo sientes, está frío, sientes como en invierno, cuando deseas llegar a tu casa y entrar para recibir a brazos abiertos el calor ficticio de la calefacción. Recuperas tu confianza. Inhalas aire y lo guardas, te creces, sintiendo que es lo que tienes que hacer, lo que debes hacer, aun que es tarde, aun que tienes miedo. No lo piensas más.

Giras el pomo…

viernes, 1 de octubre de 2010

Sexo II: Espermatozoides multiusos




Dado mi reciente y bastante sorpresivo descubrimiento de que el mundo está lleno de pervertidos indecentes que ven la palabra sexo y leen lo que sea -sí, premio gordo, mi entrada más leída es la apología del sexo con los trident, no venden los textos profundos, no, vende la carne… ¡Welcome to Spain!- he decido retomar el tema y, para ello, hablaré de… ¡Los espermatozoides! Esos pequeños desconocidos.

Bien, no voy a tratar este tema de forma escatológica pero si aviso de que utilizaré palabros como corrida, semen, lefa… blah, blah. Se trata de una guía básica y rápida para pánfilas y pánfilos respecto al movimiento de esos pequeños cabezones blancos. Para ello cada párrafo romperá ciertos mitos que a lo largo de mi existencia he tenido la desgracia de quizás vivir, y de escuchar en la radio (premio para los de ponte a prueba, que gracias a las llamadas que les hacen existen estas entradas).

1.- ¡Los espermatozoides no nadan!
Una vez escuché por la radio a una mujer, posiblemente rubia cerebral, comentar que había mantenido relaciones sexuales con su novio en una piscina y que estaba atemorizada de poder estar en cinta, pese a que su novio se corrió fuera. ¡Golfa! Primero no me preocuparía de donde se corrió, me preocuparía más del hecho de que antes de llover chispea, y dudo mucho de que usaras cierto artilugio llamado profiláctico en una piscina- seguro que el latex se jode con el cloro-. Así que preocúpate de los espermatozoides intrépidos que se liberaron dentro, no de los pobres ahogados que murieron fuera, porque sí, es increíble, pero los espermatozoides no nadan, pese a que los videos que nos ponen de niños en biología puedan hacer creer lo contrario y, lo que es más acojonante, no tienen ojos. Con lo que a menos que los espermatozoides tengan integrado un GPS en su interior y no mueran ahogados ¡No van a ir a tu vagina por inercia!

2. ¡Es semen, no un puto dentífrico!
Llamó un novio atemorizado, es lógico, yo también lo estaría, porque su novia le pedía eyacular en su boca o en su defecto le hacía correrse en un recipiente que iba directo a la nevera por que usaba ese líquido tan, parece ser, estimulante, para… ¡Blanquearse los dientes! A ver, hija mía, ahora en serio. ¿No te basta con el puto Colgate triple acción con fase extra blanqueadora que anuncian hasta en la tele? Al parecer prefieres un remedio más natural, sí, seguro que también eres vegetariana pero… ¡Joder! Pensemos un poco, si dejarte eyacular en la boca es un poco de cerdas imagínate qué nivel de degradación puedes alcanzar al hacer gárgaras con eso. Aparte de hacerme gracia pese a la tristeza de este hecho no puedo decir nada respecto a la efectividad del tratamiento. Quizás alguien debiera molestarse en investigarlo, imagínate el escaparate del mercadona sin ninguna pasta dentífrica pero con tarros de semen marca blanca con una mujerzuela de sonrisa radiante en la pegatina. Es surrealista de cojones pero, imagínate algo peor… ¡Que de verdad funcione!

3. ¡No te corras en mi cara que llevo lentillas!
Poneos en situación, una adorable mujer de cuerpo escultural con bucles dorados. Ahora imagináosla bizca de un ojo, gritando a grito pelado que le escuece, que se ha quedado ciega, y el novio descojonándose a medio empalmar con esa sonrisita tonta que se nos queda a los hombres tras eyacular. ¡Si te ríes lo que eres es un desgraciado! Las lentillas son una película fina mayoritariamente formada por agua que se adapta al ojo. ¿Te crees que correrte en su cara sin avisar, en su ojo para más inri, dotará a le lentilla de mayor solidez o algo? ¡No! Si ya es jodido que te entre agua en los ojos cuando vas a la piscina imagínate lo que tiene que joder que te entre un liquido denso que además empezará a relacionarse con la lentilla de tu pareja de manera tosca y obscena. No es placentero, tú estás a gusto sí, pero te propongo una aventura… ¡Córrete mientras te raspas contra un cactus cabrón! Así con suerte das tiempo a tu novia, en el tiempo en el que se te cura el pene, de conseguir quitarse las lentillas, dejar de sentirse sucia y ponerse unas nuevas para volver a experimentar lo que es ver.

Hasta aquí este pequeño manual sobre ciertas características de los espermatozoides. Espero que lo disfrutéis. Y por favor, no hagáis nada de esto en casa, por vuestra propia integridad. Gracias.

viernes, 24 de septiembre de 2010

El niño Husky




El niño Husky le aulló
a la luna, sin respuesta.
Qué amor más intenso,
que dolor más desgarrador.
Qué luz más lasciva,
que deseo sin razón.

Había perdido su sino,
las sombras inundaban su final.
Sus colmillos despuntó,
peleando contra ellas a matar.
Y cuando todo parecía perdido,
la negrura su destino cohibió.

Ahora es cuando me paro a pensar,
cuando todo está roto,
su alma abandona su hogar.
Sus ojos aun distintos,
muestran lo que un día poseyó,
siendo su ojo más brillante,
aquel en el que su alma se postró.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Papi Lucy...


¿Qué es la maldad? Según una de las definiciones de la RAE se trata de una acción mala en injusta. Ampliando la otra definición sería la cualidad de aquel que carece de la bondad que debe tener según su naturaleza o destino.
El destino es relativo, si creemos que hay uno hemos de presuponer que lo marcamos nosotros con nuestras acciones. Por lo tanto, si querer crearse un destino propio implica ser malo, joder, yo soy malo, y me encanta.
Reconocer ser malo es duro, pese a que yo me jacte de ello. Reconocer la maldad propia implícita en uno mismo provoca que las personas más allegadas a ti te digan que no eres malo. ¡Normal! Cuando les cuento mis maldades se descojonan también, lo que reduce el nivel de maldad a algo más similar a una inocentada.

Debemos reconocer tres tipos de malotes. El primero es el vengador, aquel con un nivel de rencor desmesurado, que basa sus malas acciones en resultar victorioso de las ofensas. El segundo malo es el malo cabrón: El que disfruta fastidiando sin más. Por último, el tercer malo es el de pega. El que siempre dice que es malo pero luego no es capaz de hacer ninguna maldad.
En mi conciencia se agolpan los tres. No soy rencoroso, no demasiado, perdono pero no olvido. El problema es cuando duele de verdad, que entonces no perdono, la devuelvo. Ser malvado por entusiasmo es algo que a veces me gusta, me levanto un día y digo, voy a ver a quien le jodo la marrana, y lo hago. El caso es que en esos días el objetivo de mi maldad suele ser alguien que de alguna manera me ha inducido previamente a actuar con él de esa manera, lo que hace que este nivel de maldad esté menos en mí. Por supuesto soy un malo fantasmal, fardando de mi maldad, de mi falta de escrúpulos, del placer visceral que me provoca hacer daño. El caso es que es un tanto exagerado, pero gustarme me gusta.

Hace no demasiado mis tres dualidades del mal cogieron conciencia cuando, alguien cercano, me denominó Lucy. Reíros, pero mola demasiado. Con mis pequeñas acciones letales he sido denominado como el hijo de Lucifer y, a coña y siempre vodka en mano, imploro a Papi Lucy que me ayude, vamos, que con súper-poderes todos sería más divertido. Sí ya lo dice el dicho, que los buenos van al cielo y los malos, a todas partes.